jueves, 3 de junio de 2010

Vino de Castellón

Mediterráneo, 11 de julio de 2002
VINO DE CASTELLÓN
El vino es un ser vivo que se transforma, nace, es joven, envejece y muere. Es cultura, es arte en su elaboración y es alegría.
Me gusta beberlo en copas de cristal trasparente y fino, de forma esférica, llenándola hasta una tercera parte de su capacidad, el blanco muy frío y el tinto a temperatura ambiente, para degustarlo correctamente hay que verlo examinando su superficie, color y lágrimas, olfatearlo, primero en reposo y después tras un movimiento giratorio apreciando su aroma y bouquet se toma un sorbo y se mantiene en la boca paseándolo por la lengua y el paladar hasta que se traga, así se perciben sus sabores, es un gran placer, sobretodo para aquellos privilegiados que me producen sana envidia porque poseen unos conocimientos que les permiten acceder a la riqueza de todos sus matices, no es fácil, se requiere educación, imaginación, agudeza de sentidos y sensibilidad, por ello proliferan hoy los cursillos de cata.
Mi lista de preferidos centrándonos en España sería: en blancos Chivite 125 aniversario de Navarra, en el vino con mayúsculas, que es el tinto: de Rioja el Barón de Chirel, probablemente el mejor vino de España, del Priorato l’Ermita y Clos Martinet y de Ribera de Duero el famoso Vega Sicilia Único, Alión y Dominio de Conte.
En nuestra Comunidad tenemos magníficos vinos, en Alicante: Eduardo Mendoza, en Utiel-Requena: Ceremonia, que ha roto moldes, de momento y desgraciadamente no encontramos parangón en Castellón, si bien la zona tiene muy buenas condiciones para el cultivo de la vid por clima, suelo, altitud y latitud, temperatura y humedad, con posibilidad de tener distintas clases de vid, como demuestra Gonzalo Romero en su magnífico y didáctico libro sobre el vino de Castellón. Cuando Llegó Jaime I todas las poblaciones tenían viñedos para su abastecimiento, tras múltiples reducciones por unas cosas y otras hoy la producción está prácticamente reducida a la comarca de San Mateo.
Existiendo pues las condiciones, hay aquí un bonito reto para el empresariado castellonense, donde más por romanticismo que por rentabilidad, al menos inicialmente, podría ponerse en marcha una bodega con base en la calidad que llegara a triunfar. Cosa más difíciles hemos hecho.

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