miércoles, 23 de junio de 2010

Auditori y Palau

Mediterráneo, 24 de junio de 2004
AUDITORI Y PALAU
El Proyecto Cultural de Castellón, S.A. que tan brillantemente dirige Vicente Farnos como antes la hacia Maria Fernanda Vidal, tiene en la Avenida de Lidon un edificio con 13.590 m2 diseñado por el insigne Carlos Ferrater que cuenta con todos los medios materiales y técnicos para cumplir perfectamente su función, especialmente la sala sinfónica de 1234 plazas, compatible con proyecciones y actuaciones teatrales y la sala de cámara con 377 plazas, con un tiempo de reverberación menor que la sala grande, y la sala de usos múltiples de 600 personas, la Magic Box, caja mágica capaz de subdividirse, la flexibilidad es su principal característica. Nace con la vocación de satisfacer diversas necesidades, particularmente la celebración de congresos y de conciertos: es el “Auditori y Palau de Congresos de Castelló” por el que en poco tiempo han pasado directores de la categoría de Lorin Moazel o Sir Neville Marriner y destacadas orquestas sinfónicas, amen del Orfeon Donostiarra o la English Chamber Orchestra.
La primera vez que entras es impresionante y te das cuenta la que hemos avanzado en infrastructuras culturales con este contenedor de bellísima y singular factura; el espacio y la luz, la concepción asimétrica de sus volúmenes, y los materiales: hormigón blanco, madera, vidrio, acero y cuarcita gris determinan su intemporalidad y equilibrio. Es magnifico que podamos dudar si ir al teatro principal o al auditorio o a uno de los muchos cines, galerías o museos, esto no pasaba hace unos años, es un crecimiento cultural y de la oferta de ocio de Castellón, que además aumenta la riqueza, el desarrollo del sector servicios y la expansión urbana de la ciudad, dando prestigio a nuevos barrios y atrayendo turismo que vendrá a congresos y conciertos dejando aquí pingues ingresos. También supondrá un marco idóneo para la celebración de innumerables actos relacionados con la fiestas, que carecían de ubicación. Un pequeño “pero”, rogaría que nunca vuelvan a encerar el suelo para que los golpes sean de satisfacción acústica y no físicos, dejando aparte anécdotas, para todos nosotros el Auditorio es un orgullo, otro mas.

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