MENOS
FISCALIDAD AUTONÓMICA
Las
Comunidades Autónomas tienen un amplio margen fiscal. Pueden subir o bajar el
IRPF y los impuestos cedidos como el del Patrimonio, Sucesiones y Donaciones y
Actos Jurídicos Documentados, los cuales no existen o son marginales en casi
todos los países civilizados y, sin entrar en profundidades, son jurídicamente
poco justificables ya que reiteran tributaciones por los mismos bienes. Además,
pueden inventarse otros, como la tasa turística. El caso es recaudar ya, contra
más, mejor; y gastar, a veces despilfarrar, sin pensar en el futuro ni
planificar. Crean más cargos, la mayoría inútiles, muchos enchufados y algunos
corruptos, engrosando un sector público improductivo, subvencionando a
amiguetes y con políticas sectarias. Esto produce un resultado muy injusto
donde no existe la igualdad entre los españoles que predica la Constitución, y
ni hablamos del País Vasco y Navarra con sus privilegios fiscales. Algunos
propugnan una unificación fiscal, que curiosamente no piden para la educación o
la sanidad. Pero la piden al alza, no a la baja, como querríamos los sufridos
ciudadanos y contribuyentes. Lo lógico y positivo sería suprimirlos o bajarlos,
porque con menores tipos está demostrado que se ingresa más, crece la base
imponible y atrae empresas y emprendedores. En definitiva, más trabajo y más
riqueza para todos. Los que no están de acuerdo deberían dejar tranquilas a las
autonomías que practican esta política que ya fracasarán, pero si triunfan, por
favor, aprendan algo y cópienla.
Artículo
publicado en el Periódico Mediterráneo el 23 de septiembre de 2019