EL PARAISO
“Vacaciones en el paraíso”,
“venga al paraíso”. La palabrita se repite en folletos y artículos sobre
viajes. Un recurso de marketing, porque el paraíso en este mundo no existe y
pretender ubicarlo en algunos países, islas o mares es desbario. Cuando vas de
viaje a cualquier sitio siempre es mejor ir con espíritu alegre, vas a
disfrutar. Y más si es relax en una playa “paradisiaca”. Pero donde quiera que
vayas encontraras además de fina arena y aguas cristalinas, erizos que pinchan
como demonios, algas que huelen fatal, mareas que vacían la playa y con las que
tener cuidado para que no te arrastren. Cocos que caen del cocotero. Un sol de
justicia o una lluvia torrencial bastante imprevisible. Por no hablar de las
temporadas de huracanes de los que no siempre te avisan algunas agencias de
viajes poco profesionales. Las moscas y los pájaros son compañeros en cualquier
comida exterior. Las cenas románticas a la luz de las antorchas se aderezan con
mosquitos y cangrejitos de playa que simpáticos no son, un aire que lo vuela
todo y te mete arenilla por cualquier sitio y además no se ve un carajo. Y la
gente que vive allí, no tiene la misma mentalidad que la tuya, seguramente son
más felices, pero además de lo que cuesta que te entiendan, muy espabilados no
son. Hay que tener paciencia. Mejor estar en el hotel que salir a dar una
vuelta a los alrededores donde algunos naturales se avalanzan sobre el turista
a ver lo que le pueden sacar y otros te miran con poco aprecio. Probablemente el
mejor paraíso que puedas encontrar lo tienes en casa o a tu alrededor.
Artículo publicado en
el Periódico Mediterráneo el 29 de abril de 2019