jueves, 10 de junio de 2010

Duelo

Mediterráneo, 10 de junio de 2010
DUELO
Ese ser que tanto quieres acaba de fallecer, un poema popular escocés dice: Puedes llorar porque se ha ido/ o puedes sonreír porque ha vivido./ Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva/
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado./ Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver/ o puede estar lleno por el amor que compartisteis./ Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda/ o puedes hacer lo que a él le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir. La muerte de un ser querido es una de las cosas más terribles a la que nos tenemos que enfrentar a lo largo de la vida, y nos va a suceder irremediablemente. El dolor puede ser intensísimo, debemos tratar de darle la vuelta y llenarnos de pensamientos positivos, de buenos recuerdos y adaptarnos a la nueva situación. La superación dependiendo de personas puede durar más o menos, el malestar emocional, aunque cueste se pasa, si no es así hace falta acudir a profesionales. Al principio no te lo crees, estás confuso y angustiado, te cuesta dormir, comer o relacionarte, espiritualmente te replanteas el sentido de la vida o tus creencias religiosas y una inmensa sensación de tristeza te invade. También puedes sentir rabia, culpabilidad o desesperanza. Hace falta que pase el tiempo, no para olvidar sino para reorganizarse y adaptarse a la nueva situación. El recuerdo pasa de ser doloroso a ser reparador, aunque evidentemente la vida ya no volverá a ser la misma, puede que el golpe nos haga crecer como personas. El apoyo de nuestros seres queridos, la paciencia y para algunos sus creencias religiosas ayudan. Hay que asumir que no tiene solución y seguir adelante, por los que se quedan y por su memoria.

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