Los chivos expiatorios

Mediterráneo, 21 de noviembre de 2002
LOS CHIVOS EXPIATORIOS
En esta sociedad conformista y acomodaticia en la que vivimos hay muchas reglas tácitas, situaciones de hecho, que la gente acepta, que, siendo moralmente correctas no lo son legalmente. La cuestión es que la legislación debería tomar el pulso a la sociedad y ser realista, adaptándose a los hechos sin dictar normas maximalistas difícilmente realizables a las que nadie se ajusta y todos infringimos pero sólo pagan los que pillan, los “cabezas de turco”. Un ejemplo claro son los límites de velocidad en autopista, pocos van a menos de 120 km. por hora, y si no te cogen no pasa nada pero si eres el desgraciado que pillan las sanciones son importantes, sancionar a todos resultaría una barbaridad pero sería lo legal. Es más razonable ver la media de velocidad a la que circula la mayoría, si es 140 ó 150 poner ahí los límites y castigar realmente a todos los que infrinjan, que entonces serán pocos, igual que en este tema ocurre en muchísimos otros, donde normas desfasadas colocan al margen de la legalidad a la mayoría de la sociedad, son normas equivocadas. Y lo mismo con situaciones injustas, el desgraciado Mario Conde condenado a 20 años, igual que los terroristas que han matado indiscriminadamente incluso niños, pues no, no es lo mismo, porque líos financieros se han producido muchos, pero el señor Conde, sin duda un sinvergüenza, era un advenedizo y lo pagó, ha hecho de chivo expiatorio de otros cuyas culpas se diluyen en el sistema.
Los padres escolapios nos enseñaron que si a uno de la pandilla le pillaban en una trastada común, todos dábamos un paso al frente y asumíamos nuestras responsabilidades, no se aceptaba que uno pagara por todos. Quizás sea un principio desfasado pero no lo es si crees en la igualdad y en la justicia. Y ojo todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Conclusión: Normas adaptadas a la realidad social y a mismo delito, igual condena.