Turismo rural

Mediterráneo, 30 de septiembre de 2004
TURISMO RURAL
Erase una vez una familia dispuesta a disfrutar en una zona turística y en un hotel rural, había teóricamente todo tipo de entretenimientos, el lugar se veía acogedor, una hacienda rustica con 200 años, llena de patios y plantas, que emocionante dormir allí, la propiedad era de un anglosajón, todo era en ingles, la recepción, los folletos, los libros y 300 videos, da igual porque los cuartos no tenían video y lo bueno es dar un paseo a caballo, ah no, los caballos se van a los 3, ¿como que se van?, pues, iremos a la sala de juegos, había un pin pon viejo que a la segunda jugada se desmorono con estrepido, a la habitación a leer, pero la luz tiene poca potencia, ¿un paseo por los jardines?, jo si parece la selva, cenaremos que con el estomago lleno todo es mejor, solo hay un menú y es raro, pero hablando con el amable camarero, que resulta ser el mismo que el botones y que, oh casualidad, también era el cocinero, que bien aprovechado, cambiamos el exotismo por unos huevos fritos y patatas que no fallan, salvo si te queman los huevos y las patatas están crudas, vamos al bar a relajarnos un poco, no puede ser, se cierra a las 9,30, pronto a la cama. Somos toda la familia tenemos 2 habitaciones comunicadas, sin remedio porque la puerta mediana no tiene cierre pero tiene una cómoda antigua, que pesa lo suyo y que ya la quitaras tu si quieres, no hay mini bar, ni TV, ni aire acondicionado, ni siquiera teléfono, y el móvil sin cobertura, las camas incomodas, tienen la misma edad que la hacienda, las moscas te acompañan y los mosquitos te pican que para eso estamos en el campo. A pesar de los inconvenientes conciliamos el sueño hasta las 6 de la mañana en que una alarma de coche con la que se solidariza una sirena antiincendios nos despiertan, la luz penetra con fuerza porque no hay cortinas ni contraventanas, que frío hace, en el baño, la ducha no va, agua caliente no sale, un cartel prohíbe tirar papel de water porque se emboza, que asco, pues tiro de la cadena, socorro el ruido es similar al de un terremoto, viejas cañerías, para desayunar el pluriempleado nos mira con cara de sabiduría pensando que alguien esta más “jodido” que él. Este desastre es real.