miércoles, 9 de junio de 2010

Taxistas y kioskeros

Mediterráneo, 1 de mayo de 2003
TAXISTAS Y KIOSKEROS
Cuando preguntas a un niño que quiere ser de mayor el abanico de respuestas es tan amplio como ocupaciones hay en el mundo. Yo, curiosamente nunca respondía lo que fui después y desde futbolista a ingeniero pasando por piloto, astronauta, capitán, médico, arquitecto, etc. deseé muchas cosas, pero hay dos trabajos que me llamaban especialmente la atención, son antitéticos porque uno es el máximo movimiento y el otro la máxima quietud, sin embargo en ambos puedes ser autónomo.
El primero es el de taxista, estar moviéndose de un sitio a otro todo el día te da un aire de libertad, y conducir, si te gusta, es agradable aunque después de mucho tiempo sea aburrido y duro. En esta profesión, hay gente simpática que te hace el viaje una delicia y hay otros gruñones que protestan por todo, los hay limpios hasta la exageración, y descuidados que te pegas a la tapicería, los hay discretos o charlatanes, buenos o regulares conductores, en fin, para todos los gustos pero la mayoría son buena gente; conseguir una licencia es tarea casi imposible o requiere un fuerte desembolso económico que sólo se rentabiliza echándole horas y horas, y, con problemas de seguridad porque siempre estas expuesto a que se suba un indeseable y te de un disgusto.
El segundo es el de kioskero, aquí hay una especie de reminiscencia embrionaria, el estar en un pequeño espacio rodeado de objetos variopintos, y acomodándote lo mejor posible con tu pequeña televisión y tu estufita, todo al alcance de la mano, da seguridad. Para un niño un kiosko con sus golosinas, cromos y juguetitos es poco menos que el sueño ideal, y la posibilidad de acceder a todo tipo de publicaciones, diarios, revistas o libros, a mi me suena entretenidísimo, para estar todo el día leyendo. Envio mi agradecimiento a las personas que se dedican a estos menesteres porque en mi contacto diario e intenso con los mismos obtengo muchas satisfacciones y buenos servicios.

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