En defensa de un amigo

Mediterráneo, 8 de enero de 2004
EN DEFENSA DE UN AMIGO
Hace diez años llegué a Castellón, para mí como para muchísima gente foránea era una gran incógnita. De las primeras personas que conocí fue a Don Carlos Fabra, Presidente de la Diputación Provincial, un ser singular y uno de los mejores relaciones públicas que nunca vi; su simpatía, señorío y saber estar desbordaba cualquier situación, haciendo sentirse cómodo a todo el mundo a su lado, eso fue en la inauguración del Golf de Sant Jordi, una de sus realizaciones, como la del Golf Mediterráneo o la solvencia de clubs de fútbol provinciales, Villarreal o Castellón, que si funcionan fue en parte gracias a que él se preocupó y buscó gente competente para dirigirlos. A partir de aquí siempre tuve buena relación a pesar del escaso contacto por nuestras muchas ocupaciones, pero hay algo claro y se le puede preguntar a cualquiera que lo conozca: siempre fue buen amigo de sus amigos y nada prohibe a un político tener amigos y yo no quiero ni puedo entrar en temas judiciales que merecen todos mis respetos. Ya veremos lo que resulta pero mi sentido común me dice que apoyar todo lo que puedes a tu provincia, a nivel político, económico, de infraestructuras o empresarial no puede ser malo, porque es la esencia de tu trabajo, es tu obligación, lo que debes hacer.
Hace años que nadie hacía más por Castellón que Carlos Fabra porque gran parte del mega desarrollo que hempos tenido se lo debemos a él.
Su linchamiento irracional, inmoral, y originado por un amigo resentido y con pocos principios que te defrauda y te hace sentir amargura no puede servir de enganche para nadie, si él no está, Castellón puede irse al garete ¿quién conseguirá el aeropuerto o una ley de ordenación del territorio que nos permita alcanzar nuestro desarrollo? Nos jugamos más que un rifirafe político del que no se sabe la trastienda. Nos jugamos nuestro desarrollo, la persona que lucha por él, por encima de intereses particulares y sobre todo un amigo con mayúsculas.