jueves, 3 de junio de 2010

Conservar el patrimonio

Mediterráneo, 24 de octubre de 2002
CONSERVAR EL PATRIMONIO
Nuestros núcleos urbanos cada día son más modernos, desarrollan nuevos barrios con todo tipo de equipamientos, zonas verdes, deportivas o escolares, se crean nuevas infraestructuras culturales y se mejoran nuestras condiciones de vida en un proceso que debe ser constante pero hay un sector en el que se falla, es el de conservación del patrimonio. Parece lógico que si ya tienes algo bueno lo cuides y lo conserves y si creas otra cosa, también buena, que sirva de incremento pero no de sustituto.
Asistimos a un deterioro del patrimonio común que forma nuestra memoria histórica, cuando no a una destrucción, sirva de ejemplo lo ocurrido en el Convento de San Francisco de Vinaroz, que frente a los informes de la Universidad Jaume I y el dictamen de la Conselleria de Cultura fue asolada la noche del 20 de abril del 2001 convirtiendo fachadas, criptas, capillas, bóvedas, claustros, etc en ruinas y escombros en nombre del mal entendido desarrollo. Tenemos gran número de monumentos esperando una intervención urgente, como la torre de Castellfort, la de Carabona en Burriana, la ermita de San Roque de Vilafranca y la mayoría de ermitas del Maestrazgo y Els Ports, la muralla de Portell o la iglesia de Olocau o de Ares. El caso más llamativo fue el del Fadrí, que tras mucho reclamar recibió alguna atención. Teóricamente la Ley del Patrimonio Histórico español obliga a las administraciones y organismos competentes a la conservación y custodia del mismo, pero ello es más un deseo que una realidad, que se plasma contadas veces, como en la exposición de “La luz de las imágenes” de Segorbe, que es un ejemplo de lo que sí se debe hacer. Todos debemos arrimar el hombro, especialmente la Iglesia, que posee un extenso patrimonio, es una cuestión fundamental dar a nuestros hijos al menos lo mismo que recibimos de nuestros padres. Progreso sí, nuevos monumentos y centros culturales por supuesto, conservar también.

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