Mediterráneo, 15 de agosto de 2002
NOS VAMOS DE VIAJE
Tengo preparados los pasaportes, la moneda del país de destino, los travellers, el fajo de billetes de avión para todas las conexiones, los boucher de las excursiones y de los hoteles, lo meto todo en la bolsa de supervivencia, de la cual no me separaré en todo el viaje, junto con una muda, unos pantalones, una camiseta y los objetos de aseo personal, gafas, papel y boli, un libro, la máquina y carretes de fotos y algún juguete pequeño para que los enanos se entretengan en el viaje. ¿Está todo?. No, se te olvidan las guías turísticas después de que te has pasado tanto tiempo estudiándolas. Vale, ya esta. Coge las maletas y ¡vámonos de viaje!. Como el 55% de los españoles que viajan al menos una vez al año nuestra Comunidad es la cuarta emisora de viajeros, con un 9% del total, sin embargo, es la segunda receptora, con el 14% y, es que aquí se está tan bien que nos da pereza irnos, de los que salen el 9% lo hace al extranjero, eso es algo en lo que nos hemos superado, lo que es buenísimo porque viajar es cultura pero con mayúsculas, conoces otras gentes y lugares que te abren la mente. Te vuelves más tolerante y aprendes a afrontar dificultades. Mayoritariamente vamos a Europa. Yo pienso que hay que ir extendiéndose como una mancha de aceite, primero conocer tu zona, luego España y Europa y al final el resto del mundo. Todos los sitios tienen su atractivo pero de los que yo conozco, que a Dios gracias son muchos porque empecé muy joven, recomendaría China y Egipto, además del siempre recurrente Londres, al extranjero la mayoría va en avión, a nivel nacional se viaja mayoritariamente en coche. Volar me motiva particularmente, cuando piso un aeropuerto me siento como un conquistador, con la emoción de lo que voy a disfrutar, si tienes amigos o familiares su casa es ideal y nadie te enseña mejor los sitios que los residentes, que además ponen entusiasmo, pero si no, es importante elegir buen hotel, no me gustan las grandes cadenas que reiteran el mismo edificio en cada parte del mundo, es mucho mejor hoteles típicos de calidad con los valores singulares de cada zona y una hospitalidad real y no de cursillo, y a ser posible acompañados de una buena oferta gastronómica. Un poco de cultura, unas compras acertadas, una pizca de sorpresa, algo de relax, gustosa comida y un mucho de emoción y sale la receta del perfecto viaje.
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