Mediterráneo, 22 de septiembre de 2005
UNA DE PAPAS
Un ritual del verano que acabamos de atravesar son los vermuts, aunque lo mejor es tomarlos todo el año, y así hacer un descanso en el duro quehacer diario.
Parece que los días de calor y asueto se brindan más a la relajación que supone una cervecita y una buena picaeta. Siguiendo la costumbre y para estar preparado, me fui a la calle Asarau y allí en el templo gastronómico que supone papas García, carge con cortezas, almendras, cacahuetes, avellanas, pistachos y sobre todo papas tiernecitas y crujientes. Un tipo de producto artesanal y tradicional, que no puedes conseguir en supermercados o grandes superficies industrializadas, sino en pequeños comercios y bares con encanto de la provincia. Y es que aquí tenemos uno de los puntos álgidos de los fritos, me la juego con cualquiera de España. Con solo 20 años suponen una dignísima sucesión de las “Papas Picon” y de las “Dos Hermanas” que tantos castellonenses recordaran con fruición.
Javier García y Yolanda Cosin son los culpables de esta exquisitez que ya obtuvo un reconocimiento en los premios de Mediterráneo del 2003 como Pyme que crea riqueza y aumenta nuestro nivel culinario. Su apuesta por la calidad y la artesanía con productos siempre naturales, patatas nuevas de la Rioja o Andalucía, aceite de oliva de Andujar o del interior de Castellón y sal, todo del máximo nivel sin ningún tipo de condimentos y una reiterada rotación en el aceite, producen un resultado optimo, para el que creo que deben tener algún elemento secreto, como los antiguos druidas y sus pócimas mágicas.
El autentico problema es que están tan buenas que crean adición y no puedes parar de comer y luego esos kilitos……
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