viernes, 27 de agosto de 2010

Piedra seca

Mediterráneo, 8 de diciembre de 2005
PIEDRA SECA
La Arquitectura puede adoptar múltiples formas, desde las más vistosas y grandilocuentes hasta las más mínimas o menos aparatosas en una primera impresión. No son por ello menos significativas, hoy veremos parte de estas últimas, la llamada arquitectura rural de piedra seca que supone un conjunto de edificaciones armonicas y tradicionales que se extiende prácticamente por todo el mediterráneo y que en España encontramos en abundancia, especialmente en la provincia de Castellón, donde constituyen un patrimonio etnológico popular de primer orden que se ha mantenido en uso hasta épocas recientes.
Normalmente son casetas “casetes” o “refugis” donde se pasaba la noche o se resguardaban de las inclemencias del tiempo, pero también hay corrales, vallas, puestos de caza, aljibes, bancales, neveras, etc. Su interés es tal que hay propuestas destinadas a que se declaren Patrimonio de la Humanidad, de las cuales sería el más extenso y el que tendría más localizaciones, además generara una necesaria protección que ayudará a conservarlas, rehabilitarlas y promocionarlas y evitará salvajadas como la destrucción lúdica o marranadas como la equiparación a cloacas
En tiempos de primacia del ecologismo y la integración ambiental, nada supone una simbiosis más acertada entre un habitat y el paisaje circundante, entre lo construido y lo natural ya que las piedras del entorno son las que generan con su acumulación estas estructuras, que podemos observar recorriendo tierras de Vistabella, Villafranca, Vilanova, les Coves de Vinroma, Tirig, San Mateo, y tantos otros pueblos donde se enseñorean auténticos artitas rurales los “mestrets aparedados” y donde se vuelve a cumplir la máxima de Mies: “menos es mas”.

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