martes, 31 de agosto de 2010

DERECHOS

Mediterráneo, 22 de febrero de 2007
DERECHOS
Vicente Romero, Juan García, Esteban del Amo, Fausto Escrigas, Eugene Kent, Juan Carlos González, Vicente Javier Domínguez, Juan José Catón, Juan Mateos, Alberto Alonso, Ricardo Saez de Ynestrillas, Carlos Vasteiro, Francisco Casillas, Jesús María Freixes, Santiago Iglesias, Carmelo B. Álamo, Miguel A. Cornejo, José Calvo, Andrés José Fernández, Antonio Lancharro, José Joaquín García, Jesús Gimeno, Juan Ignacio Calvo, Javier Esteban y Ángel de la Higuera. Estas 25 personas no comen, no tienen hambre, no hacen huelgas, no salen en la tele, no tienen novia, no tienen ningún tipo de derechos, ni siquiera el de descansar en paz, están muertos. Fueron vilmente asesinados, algunos tiroteados y rematados en el suelo; otros, la mayoría, reventados por bombas, miembros despedazados y esparcidos por el asfalto. ¡Señor!, qué triste, qué pena, qué asco. Además cientos de heridos y el inmenso dolor de los familiares, viudas, madres y padres, huérfanos, que pierden a sus seres queridos traumática e injustamente, y son tratados con muy poca consideración por un gobierno, que parece querer esconderlos. Toda esta barbaridad se produjo en dos añitos, gracias a un individuo, que sólo Dios sabe lo que hubiera llegado a hacer si no hubiera sido detenido, y no es que no esté arrepentido, sino que manifiesta: “Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Se da la paradoja que este tiparraco, asesino en serie, que disfruta matando, tendrá todos los derechos que el Estado de Derecho nos concede y que no podemos sino respetar. Pero algo tendría que cambiar para impedir que pasen cosas como ésta, que denigran a nuestra sociedad y a nuestra justicia, porque nunca vi un caso peor de total y absoluta injusticia.

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