martes, 31 de agosto de 2010

INJUSTICIA

Mediterráneo, 19 de abril de 2007
INJUSTICIA
Todos recordaremos episodios infantiles, en que tus padres o maestros te echaban la culpa de algo, cuando tú no habías hecho nada, o eso creías, y te castigaban injustamente, la rabia, la sensación de impotencia, de ser algo inmerecido te llevaba a pensar o exclamar: “esto es una injusticia”. Lo que no sabías es que esa desagradabilísima sensación es inherente a la vida y que a lo largo de los años se repetiría muchas veces. En ocasiones podrás revelarte, luchar y quizás llegar a solucionarlo, pero desgraciadamente en otras muchas no puedes hacer nada, a lo mejor aprender algo para que no te vuelva a pasar, y en todo caso tener paciencia y asumir que las cosas son así.
Este tema ya preocupó a filósofos clásicos como Sócrates que creía que es peor cometer una injusticia que ser víctima de ella. Platón, para el que el Estado y el individuo han de ser justos como principio para alcanzar la felicidad pública y privada. Epicuro afirma que lo justo es lo conveniente para no causar ningún daño. Para los estoicos el que es injusto va contra el bien común y lo natural.
Toda esta disquisición no es tan abstracta como pueda parecerles y aunque siempre hay un punto de vista subjetivo, la realidad es que en todos los ámbitos de la vida se producen injusticias desde el prosaico arbitraje torpe hasta algunas sentencias judiciales, pasando por funcionarios o por cualquiera que no tenga un buen día. Puede ser que con buena intención se equivoquen, todos somos humanos, hay que olvidar y resignarse, o puede que lo hagan de mala fe y en este caso, pobres de ellos, porque como decían los clásicos nunca serán felices.

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