miércoles, 19 de mayo de 2010

La oportunidad del inmigrante

Mediterráneo, 4 de abril de 2002
LA OPORTUNIDAD DE LOS INMIGRANTES
Hoy voy a dar un grito a favor de la tolerancia y la solidaridad y, sobretodo, de la integración. A veces se oyen comentarios como: son moros o negros, es lo mismo que antes con los gitanos. Es el miedo a lo diferente y el problema que se nos causa cuando hay un gran número de gente que no es o piensa o viste como nosotros.
Pero nos olvidamos de muchas cosas. No recordamos que somos un pueblo de emigración tradicional, que antes les llamábamos descubridores, luego, indianos, y que en los años de la posguerra y del desarrollismo, miles de españoles se iban a Europa y no de turismo sino a trabajar, a ganar el dinero, y en fin, a buscarse la vida. Y de esto último deberíamos tener un mínimo de memoria histórica porque no hace más de unas décadas.
Como anécdota (detestable): en Francia existía un libro titulado Españolas para el servicio doméstico, donde se indicaba: “como educar y adaptar a tan elementales trabajadoras”.
Ahora nos encontramos, por suerte para nosotros, en la situación inversa. La gente viene a trabajar a nuestro país porque hay muchas ocupaciones que no quieren desarrollar españoles o europeos, y así, sudamericanos, magrebíes, africanos o ciudadanos del este se desplazan a España a ser camareros, peones, domésticos, albañiles o cualquier otra cosa que les sirva para ganarse la vida, conseguir unos ahorros y volver a casa. Huyen del hambre o de regímenes totalitarios. A veces se juegan la vida para lograr su objetivo y no quieren robar ni molestar, quieren vivir, y, esta gente que nos saca las castañas del fuego se merece, como cualquier otro, todo nuestro respeto y consideración.
Es indigno someterles a las humillaciones y colas que se producen para su regularización. Legalidad si, represión y discriminación no.
El auténtico problema no está en una raza u otra, está en ricos y pobres, o la gente que tiene un nivel de vida y los que lo quieren lograr. Es mejor facilitarles el desarrollo y darles oportunidades que negarles el pan y la sal y ponerles en situaciones límite. Evidentemente entre ellos habrá delincuentes o mala gente pero también los hay aquí. Y no olvidemos que todos somos personas, tenemos familia, sentimientos y deseos, unos y otros. Démosles una oportunidad. ¡Qué pena me da tener que recordar algo tan obvio!.

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