El susto padre

Mediterráneo, 27 de junio de 2002
EL SUSTO PADRE
Un día de repente recibes una llamada telefónica, al papá o al abuelo, o a alguien que quieres, le ha dado un arrechucho y se lo han llevado a urgencias, no se sabe lo que le pasa pero tenía mala apariencia. El susto es impresionante, lo dejas todo y te vas rápidamente al hospital, si hay suerte no ha pasado nada irremediable, pero las siguientes horas son críticas, te espera una temporada de sufrimientos y visitas a la UCI, recordando lo mucho que habéis vivido juntos y, arrepintiéndote de las veces que no has dicho te quiero.
Uno de los peores sustos es el que produce un infarto de miocardio, se estima que este año lo sufrirán 63.000 españoles. El 40% fallece sin llegar al hospital y el 55% en los primeros 28 días, así que la rapidez entre el inicio de los síntomas y la asistencia sanitaria es fundamental. En sentido contrario casi el 40% sobreviven a los 10 años después de sufrirlo. Todos los afectados tienen al principio ansiedad, después algunos sufren depresión y otros experimentan episodios de negación, comportándose como si no estuvieran enfermos. A veces se sufre una hiperprotección familiar. Realmente el futuro depende del propio enfermo, que en el plazo más breve posible debe reincorporarse a la normalidad familiar, social, sexual, laboral y profesional y tomar toda su vida la medicación que le prescriba el médico, bien sean protectores como la aspirina o betabloqueantes.
En los países desarrollados las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte. Hay diversos factores de riesgo: el colesterol y la forma de alimentación, la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo, el estrés, el sexo (es más frecuente en hombres que en mujeres), el sedentarismo, etc. Por tanto es posible prevenirlo evitando esos factores: comiendo sano, realizando ejercicio y sobretodo, no fumando.
Si en algún momento la cosa sale mal caes en ese pozo ciego, incierto y frío que produce una ausencia querida, si, gracias a Dios y a la medicina moderna, sale bien, a cuidarse, alegrarse y ¡a vivir que son dos dias!