miércoles, 19 de mayo de 2010

Don Enrique Jardiel Poncela

Mediterráneo, 7 de febrero de 2002
DON ENRIQUE JARDIEL PONCELA
Me encanta leer, y los libros son una de mis mayores pasiones. Con ellos disfruto, imagino, río y me apasiono, y de entre las diferentes temáticas por mi preferidas está el humor, de la que creo tener una muy buena selección incluyendo a Aristófanes, Horacio, La Sage, Quevedo, Wodehouse, Muñoz Seca, Fernández Flores, Mihura, Bukowski, Groucho Marx, Sharpe, etc.
Pero de entre todos ellos mi favorito es Jardiel Poncela. Tuve la ocasión de conocer Las Obras Completas durante una larga enfermedad, con lo cual como me sobraba el tiempo me lo leí todo enterito. Recomiendo a todos la lectura de las obras de este personaje excepcional, que con su causticidad renovada y progresiva nos da una imagen humorística de la conducta social de la primera mitad de nuestro siglo.
Nació en Madrid en 1901. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza, lo cual lo marcó en su talante liberal. Se confesaba feo y bajito. Escribió desde muy joven, y apuntaba a ser un autor “serio” y no el fantástico humorista que acabó siendo. Comenzó a colaborar en revistas de la época como Buen Humor. En 1927 publica Amor se escribe sin hache, su primera novela, luego Espérame en Siberia vida mía, Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? y otras. Después se dedicó preferentemente al teatro. Logró grandes éxitos como: Eloísa está debajo de un almendro, Un marido de ida y vuelta , etc. y, algunos fracasos. Generalmente el público le aceptó triunfalmente pero con la crítica tuvo una dura lucha perpetua. Le acusaban de escribir para grandes masas, y el decía que si: “para grandes masas encefálicas” y “que el caso es que hablen de uno aunque sea bien”. Ganó dinero y también lo perdió en negocios empresariales.
Enfermó de cáncer en 1944. Ocultó su enfermedad, cayendo en una pasividad que, según algunos le llevó a dejarse morir en la pobreza en 1952, casi olvidado.
Alguna de sus “Máximas mínimas” son:
“Patrimonio es un conjunto de bienes, matrimonio un conjunto de males”, “Si vuestra prometida es realmente una santa llevadla al altar, pero dejadla en él y volveos a casa”, “Los solteros saben que todos los matrimonios son desgraciados, los casados creen que el único matrimonio desgraciado es el suyo”, “La mujer adora al hombre igual que el creyente adora a Dios, pidiéndole todos los días algo”, “Al amor, al baño y a la tumba se debe ir desnudo”.

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