miércoles, 19 de mayo de 2010

Coleccionar o conservar

Mediterráneo, 21 de febrero de 2002
COLECCIONAR = CONSERVAR
Coleccionar supone conseguir y conservar por placer, utilidad o instrucción un conjunto de cosas artísticas o no, con algún punto de conexión. El número de colecciones es infinito, todo puede coleccionarse, desde valiosos cuadros hasta cajas de cerillas pasando por sellos, dedales, soldaditos, cerámica, carteles, relojes, libros, postales, juguetes, vitolas, llaveros, etc.
Casi todos hemos pasado por esta apasionante actividad en un momento u otro, independientemente de la capacidad adquisitiva de cada cual, ya que existen objetos para todos los niveles económicos. Desde pequeños tenemos un impulso innato por coleccionar que surge sobre los tres años y se desarrolla hasta su cénit a los once años en el 90 % de los niños.
Un buen coleccionista debe contar con una serie de cualidades como son el interés, la afición, la pasión, el criterio, el tesón, la singularidad, el arrojo o la cultura. Lo estimula la posesión y el ritual del triunfo que le impulsa a conseguir más y más objetos.
Es evidente que en principio se actúa por intereses propios, pero posteriormente surge una doble vertiente, porque si por un lado se han hecho desaparecer o se han descontextualizado objetos que no debían haberse tocado de su sitio, por otro esos intereses revierten en la sociedad, salvando piezas que podrían perderse y que se conservan acabando en muchos casos, a través de donaciones o compras, en museos públicos o en fundaciones, que nos permiten a todos disfrutar de esas colecciones, por tanto se constituye un eficaz colaborador del Estado en la tarea de conservar el Patrimonio.
A mi me encanta coleccionar, especialmente libros y manuscritos, pero también objetos relacionados con mi profesión, bastones o cuadros. Estudiarlos, datarlos o simplemente observarlos me hace la vida más agradable.
Algunos autores remontan el coleccionismo a la época de Ramsés, aunque el sentido moderno de colección se da a partir del siglo XV, ya que los egipcios, griegos o romanos, más atesoraban que coleccionaban.
Una mención especial al que podría ser el primer coleccionista valenciano, D. Pedro Giner de Casanova, Obispo de Segorbe y Comisario de la Curia Apostólica, cuya colección ya aparece inventariada en 1620.

1 comentario:

  1. https://sidanpress.com/2018/12/amino-para-pc/
    Es evidente que en principio se actúa por intereses propios, pero posteriormente surge una doble vertiente, porque si por un lado se han hecho desaparecer o se han descontextualizado objetos que no debían haberse tocado de su sitio, por otro esos intereses revierten en la sociedad, salvando piezas que podrían perderse y que se conservan acabando en muchos casos, a través de donaciones o compras, en museos públicos o en fundaciones, que nos permiten a todos disfrutar de esas colecciones, por tanto se constituye un eficaz colaborador del Estado en la tarea de conservar el Patrimonio.

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