jueves, 23 de septiembre de 2010

NOCHE DE URGENCIAS

Mediterráneo, 28 de marzo de 2008
NOCHE DE URGENCIAS
Son las tantas de la noche, estás tranquilamente en tu casa, suena el teléfono, a uno de tus seres queridos se lo han llevado urgentemente al hospital por tal o cual enfermedad o accidente. Acojonado vuelas al centro médico. En Urgencias, llegas al mostrador de información donde una especie de mini-Yeti te informa de que no sabe nada. Insistes alterado por la preocupación, con cara de fastidio teclea el nombre, ¡ah, sí!, está en urgencias generales. ¿Y eso dónde es? Porque también hay traumatología, observación y no sé que más. Cuando vas a entrar, el guardia de seguridad interpone su hormonado cuerpo, explicas a lo que vas y que te ha mandado la semi-Yeti, pero es inquebrantable, al final te cabreas, y entras a las bravas y cuando esperas un sopapo, oiga, el tío se achanta y se larga. Ves el desolador panorama, abuelitos enfermos, una persona que parece que acaba de morir, oxígeno, sondas, sangre, algo duro para los no acostumbrados y todo a rebosar de gente cada cual con sus dolencias, para él las más importantes. Al encontrar a tu ser querido y comprobar su buen ánimo te reconfortas. El personal de urgencias, el de verdad, los profesionales, impresionantes, desde enfermeras que tratan a los pacientes con una ternura increíble en el entorno, hasta los médicos que te dan todo tipo de explicaciones a pesar del agobio al que están sometidos. Casi siempre los más importantes son los normales y los secundarios tienen las ínfulas subidas, así es la vida.
Si la Agència Valenciana de Salut recibiera del Estado los fondos que le corresponden en base a la población real, quizás habría más espacio. Mientras tanto agradecer la buena labor a quien la realiza y esperar que nunca nos haga falta.

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