miércoles, 15 de septiembre de 2010

BODAS

Mediterráneo, 29 de junio de 2007
BODAS
Existen numerosos actos sociales, ágapes y saraos a los que, a lo largo de la vida, tienes que asistir, unos divertidos y otros no tanto. Las bodas se configuran como reinas de los festejos y a pesar de los divorcios, que a veces les siguen, proliferan cada día más. Encontrar iglesia, juzgado o local de banquetes es un auténtico calvario. En estas fechas se suceden a ritmo frenético, dándose el caso que puedes tener casi todos los viernes y sábados, mañanas y noches y a veces dos a la vez, como si existiera un virus matrimonial que te golpea constantemente y casi te arruina porque debes hacer un buen regalo, hoy ingreso en cuenta, al menos lo mismo que te gustaría que te hicieran. Una vez en la ceremonia, el traje obligatorio de los hombres hace que nos achicharremos, en eso ganan las señoras con sus escotes. El oficiante, mejor si es ameno y breve. A la salida es preferible arrojar pétalos de rosa que arroz, sobre todo si éste se tira con saña. Las felicitaciones y saludos a todos los familiares que sólo ves en estos actos y al banquete, donde se eternizan los cócteles, no te puedes sentar en al menos una hora. Luego tener suerte con tus compañeros de mesa, que el servicio no sea muy lento y la comida te guste. Ayuda que no existan espontáneos gritones que con sus vivas y besuqueos dan la paliza constantemente. Al fin la fiesta donde los últimos incondicionales, generalmente los más jóvenes, bailan sin parar más por el alcohol que por la música. Con todo, uno debe estar agradecido de que se acuerden de ti y tengan la amabilidad de invitarte y desear a todos los novios que sean felices y coman perdices.

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