miércoles, 15 de septiembre de 2010

GASTO EN HIJOS

Mediterráneo, 1 de junio de 2007
GASTO EN HIJOS
Cuando tenemos hijos asumimos una serie de obligaciones que son innatas al hecho de su existencia y que cada cual cumple con mayor o menor acierto pero que cuando crecen les queda en su cabecita y algún día habrá que rendir cuentas. La primera es la de quererlos, a pesar de sus problemas que se incrementan con la edad, pero que son una minucia comparado con las satisfacciones y felicidad que te proporcionan, mucho amor es la mejor medicina para todo, pero no es lo único, ni nos puede servir de excusa para incumplir otras. Otra evidente es la de educarlos, a veces con mano firme, porque es por su bien y hay que marcarles con claridad las normas de convivencia, por las que se van a regir el resto de sus días, hay que procurar que se conviertan en buenas personas y en seres felices. Unos centros educativos eficientes y actividades extraescolares adecuadas a sus gustos y capacidades se deben completar con el día a día de la familia. Al fin hay que cuidarlos y alimentarlos satisfaciendo las necesidades humanas, al nivel que cada cual pueda proporcionar, y aquí lo mejor no es garantía de nada, hay que valorar lo que se tiene y estar agradecido por lo que te proporcionan.
Todo esto cuesta tiempo, esfuerzos y dinero. El coste de un hijo desde que nace hasta que se independiza, cada día más tarde, son cantidades enormes, pero sin duda es la mejor inversión que se puede hacer. Se supone que deben hacerla ambos padres en la proporción que corresponda, pero que algunos nunca se han gastado un duro porque el otro progenitor lo paga todo y a veces hasta cobran de su hijo lo cual es de una indignidad para quien lo disfruta y abusa y una injusticia para la sociedad.

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