jueves, 23 de septiembre de 2010

CHINADAS

Mediterráneo, 7 de febrero de 2008
CHINADAS
China, el país más poblado del mundo con 1.300 millones de habitantes, la economía con mayor índice de crecimiento, actualmente la cuarta potencia con un PIB de 3.050.000 millones de $ y creciendo, parece que es el futuro y más tras el último congreso del Partido Comunista Chino que sigue intensificando el neoliberalismo que tan buenos resultados económicos le han dado. Así que es mejor ir acostumbrándose al chino mandarín y a las costumbres chinas que se irán generalizando a medida que vaya escalando hacia el puesto de primera potencia mundial. Hay que asumir que algunas de esas costumbres son muy muy chocantes, especialmente la de realizar ese desagradable ruido que se hace justo antes de escupir y naturalmente soltar el consecuente salivazo, todo ello en cualquier sitio y sin ningún reparo. Para los occidentales es francamente asqueroso, tampoco es muy agradable lo de morderse las uñas, el dedillo a la napia y la consecuente albondiguilla, o la de los servicios en el suelo y todos juntos sin ningún tipo de división que resguarde la intimidad, así que en higiene digamos bastante mal. En idiomas es complicado porque casi nadie habla inglés y debes ir con las direcciones escritas en caracteres chinos afortunadamente simplificados, particularmente con los taxistas que hacen gala de un genio algo endemoniado y de una ignorancia supina de adonde van, lugar al que llegas tras múltiples vueltas y paciencia sumido en los interminables atascos.
Un esfuerzo de adaptación requieren las comidas de negocios, donde da mucha respetabilidad acudir acompañado de un familiar de la tercera edad, ya que se venera a los mayores y a la familia. Los brindis con ese licor blanquecino que sabe a rayos y pega como una bola de demolición, son constantes, nunca se debe levantar la copa más alta que la del anfitrión, y siempre beber de un trago y mucho, hasta caer sobre la mesa, la borrachera está bien vista y si la superas ojo al epílogo, que no te lleven a una peluquería , por la noche cambian de actividad y menos a un karaoke que abundan, donde si se canta es insoportable pero si no es peor, las bellas señoritas y sus grititos ponen la música. Al final te engañarán, lo cual está bien visto porque el malo es el que se deja engañar, además de tonto, aunque todo es relativo.
El bolsillo acabará lleno de tarjetas personales que todos te entregarán y la paciencia vacía porque los retrasos y la burocracia son el pan nuestro de cada día. Con todo, es mejor prepararse porque o se está ahí o se pierde el carro. La colonia española presta un apoyo fantástico, la cultura milenaria es fascinante, y la modernidad se impone a pasos agigantados. Pues eso, China el futuro.

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