jueves, 28 de octubre de 2010

MORRIÑA

Mediterráneo, 28 de octubre de 2010
MORRIÑA
Este término gallego que se refiere a la nostalgia de la tierra natal, la tristeza o melancolía por tiempos pasados, las añoranzas y recuerdos que tienes en la memoria y que teóricamente te entristecen porque pasaron y no volverán a repetirse, aunque es mejor verlos como algo bonito que te alegre porque los viviste, aunque cada cual adoptará la actitud que le salga.
Al llegar a cierta edad es inevitable añorar cosas que hiciste, acordarse de muchos detalles que te hicieron feliz, de la casa familiar, tu casa que tenía un olor irrepetible, del frescor de sus viejas persianas verdes sobre los balcones, de tus padres jóvenes y vigorosos, castigándote o alabándote, de tus primeras visitas a la playa y esos partidos de fútbol en la arena, los almuerzos y las paellas de los domingos, el pueblo, qué veraneo tan entrañable, las fiestas, los animales, la abuela de negro, todo refranes y bondad, las merendolas bien simples y buenas: pan, aceite y sal, vino y azúcar, o la nata que salía al hervir la leche, la bicicleta arriba y abajo, la peña y los amigos, peleas y colegueo, las chicas siempre punto de atención, el colegio, tus compañeros, el profesor paternalista y el borde, los goles que metiste y los que fallaste, las discotecas y tu llegada a la universidad, ya eras un hombre, noches en vela, de estudio o de juergas que de todo había, los primeros viajes de mochilero y los últimos de pater familias, muchos y muchas anécdotas en medio, tus amigos los de siempre, momentos buenos y otros amargos, los que no están y las múltiples dificultades superadas, tu incorporación a la vida laboral. Tantas cosas y lo mejor es seguir acumulando recuerdos durante muchos años.

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