lunes, 4 de octubre de 2010

POR LOS NIÑOS

Mediterráneo, 10 de agosto de 2008
POR LOS NIÑOS
El escrito de hoy va dedicado a todos aquellos que tienen hijos y a los que no también, por si acaso, que se vayan preparando. Partiendo de que el amor paterno o materno filial es probablemente el más intenso y desprendido que existe, y que nada es comparable al nacimiento de tu primer hijo, cuando ves aquella personita que es tuya, tan frágil, te dan tantas ganas de llorar y de reír, de estrujarlo y protegerlo y alcanzas una especie de estado catatónico sonriente rayano la imbecilidad, pero estás tan feliz que tanto te da.
Lo que no sospechas, a pesar de las advertencias de los listillos, son los cambios que el recién llegado va a producir en tu existencia, aunque puedes intuirlo por los nueve meses que arrastras. Yo no se si ustedes se organizan muy bien o tienen más criterio que yo, pero en mi casa, y cada día más, todo se organiza en función de los niños, nuestros tres soles, nos condicionan la vida, nos proporcionan muchas alegrías y algún disgustillo, pero cualquier cosa que hagas va en función de sus necesidades o gustos, así que no hay más remedio que asumir cierta democracia interna sin deshacerse de la necesaria autoridad lo cual es muy conveniente para evitar criar dictadorcillos en potencia, eres su padre no su amiguete.
Tus vacaciones hay que cuadrarlas con sus campamentos y si vas fuera, que les guste el sitio, porque ese viaje cultural que tanto deseas a ellos les parece un rollo, las salidas en pareja se extinguen salvo si alguien les cuida o te fías de que se queden solos, sus salidas son torturas hasta el retorno, las compras de lo que les apetece y las actividades si les place. Un buen truco es tratar de inculcarles desde pequeños tus gustos para que luego coincidáis, aunque a veces sale rana y les gusta lo contrario, no sabes si para fastidiar, fundamental es que sea de tu equipo de fútbol. eso te asegura momentos sublimes juntos, si sale del contrario, discusiones y frustración te invadirán. En el cine te ves todas las de Disney y algunas soseces más, procurando evitar las japonesas donde los muñecos son más inexpresivos que Tom Cruise, y en la comida o te espabilas o colesterol por un tubo, mantenles alejados de la comida basura no sólo es satisfactorio, también es bueno para su salud. Las lecciones te las vas sabiendo tú a la vez que ellos, tienes que responder a dudas de cosas de las que no te acuerdas ni remotamente y hay que refrescar la memoria, así que a repasar. Si están malitos, eso es el acabose, prefieres mil veces que te pase cualquier cosa a ti que a tus hijos, algo parecido ocurre en caso de castigo ante su mal comportamiento, que tú lo sufres más, ahora, si se portan bien la baba recorre tus comisuras y si son merecedores de un regalo, es un gustazo ir con ellos a ver los juguetes que les comprarás, los que tú prefieres quizás porque siempre te han gustado y nunca los tuviste, no coinciden con los suyos, donde priman jueguecitos de ordenador o de consola que resultan imposibles de manejar con tus manazas, entre estos hay que procurar meter siempre un buen libro del tipo clásico y fomentar la imaginación que consigue de cualquier cosa sacar el mejor juguete. Al principio eres el rey para tus hijos, luego van cuestionando tus opiniones y al final hasta pareces el malo, y reza para que no salga revolucionario y te considere un tonto de capirote, en el proceso más vale que sepas dar explicaciones y ser ecuánime porque nunca te querrán por la fuerza sino por tu comportamiento con ellos, y muy probablemente tal como tú eres serán, así que antes de reprenderles algo, mira a ver si tienes que callar por lo mismo. Cuando crecen, ves el resultado de tu esfuerzo, creo que unos hijos sanos y felices son la culminación de una vida dichosa, no olvides que cuando seas viejo te cuidarán a ti y ellos no te querrán tanto, porque querrán a sus hijos, es ley de vida.
Recordemos que a quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos, y que si en vez de padres son los abuelos, todo lo dicho hay que leerlo al cuadrado. Hagas lo que hagas no se me ocurre nada mejor que hacerlo por tus hijos.

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