lunes, 4 de octubre de 2010

EL SUSTO

Mediterráneo, 30 de octubre de 2008
EL SUSTO
Ahhhhh, gritos desgarradores. Primera impresión: esos niños maleducados que montan el número allá donde van. Ante la persistencia de los gritos que ya son generalizados, algo malo pasa, qué será, acudes raudo, gente atribulada que confunde más que soluciona y te encuentras el escenario, accidente laboral, un compañero/a al que ves todos los días, personas que aprecias con las que convives más horas que con tu familia, ha tenido un suceso desgraciado. Esa jodida máquina que la engancha, el andamio derrumbado o simplemente el arrechucho que les ha dado y que les deja fuera de juego. Vaya rabia, qué impotencia y qué sinsabor. La primera actuación con calma y eficacia es solucionar lo que sea más inmediato sin que cunda el pánico y no crear aglomeraciones, avisar al SAMU o al coche y a un hospital, todo con la mayor rapidez porque el tiempo puede ser definitivo.
Lo mejor que puede pasar con un accidente laboral es que no se produzca, para ello toda prevención es poca. La primera la de los propios interesados que deben ser responsables, cautelosos y usar todas las medidas de seguridad que la empresa ponga a su disposición, y ésta cumplir rigurosamente con toda la legislación que rige la seguridad e higiene en el trabajo e incluso más allá. Tener gente formada en primeros auxilios y en su caso desfibriladores siempre ayuda, la posesión del certificado de Seguridad y Salud laboral, OHSAS 18.001, es una garantía. Hay veces que las cosas son inevitables, si se produce el desgraciado suceso y al final todo queda en un susto y no va a mayores, hay que dar gracias a Dios y alegrarse porque pudo ser mucho peor.

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