lunes, 4 de octubre de 2010

AMARGURA

Mediterráneo, 4 de diciembre de 2008
AMARGURA
Vaya tiempos nos toca vivir, estamos en una situación complicada, con grandes números, macroeconomía, intereses globales, enormes cantidades que se destinan a tapar el agujero bancario y sesudos cerebros refundando no se sabe qué. Ante todo esto, el común de los mortales tiene sus problemas inmediatos que básicamente se centran en que no falle la salud, física y anímica, y en ganar dinero con un trabajo honrado que le permita a él y a los suyos una vida digna. Así que si a uno lo despiden de su ocupación sufre un enorme mazazo, porque el paro te dará lo que sea, generalmente menos de lo que ganabas y durante el tiempo que te corresponda, pero, ojo, con caducidad. Todavía es peor si no te despiden por vago, tonto o lo que sea, no, te vas a la calle porque la empresa no puede pagar tu sueldo, la crisis le priva de la posibilidad de brindarte esa oportunidad y eso afecta al intercepto, a su familia y también a sus compañeros a los que les entristece y ojo, aunque algunos no lo crean o entiendan al jefe porque un empresario tiene como objetivo la rentabilidad, pero no sólo para él sino para todos lo que con él colaboran y en esa lucha diaria nada es más amargo y frustrante que ver, a pesar de que todos en la empresa lo hacen bien, que no sale para adelante por culpa de la coyuntura económica de un país, España, en el que en lugar de tomar medidas favoreciendo la productividad y creando puestos de trabajo se diluye en ayudas absurdas que no solucionan nada y que se acabarán. Mejor una caña que un pez. Puede ser peor, me pregunto si tenemos dinero para dos años de paro de cuatro o cinco millones de personas y qué harán estos si no es así o después de esos dos años. Vaya desastre.

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