jueves, 21 de octubre de 2010

MALDITO NAVEGADOR

Mediterráneo, 16 de julio de 2009
MALDITO NAVEGADOR
Siempre tuve un buen sentido de la orientación, leer planos y mapas era lo mío, hasta el punto que algunos amigos me llamaban el hombre brújula. Con la edad te vas relajando, las autovías te llevan a todas partes y en caso de duda se conecta el navegador y... ahí es donde la fastidias.
Aquí como en todo habrá buenos y malos, pero con los primeros no he conseguido dar a pesar de que alguna mano negra me obliga a reintentarlo. A la dificultad para los torpes de introducir el destino, y el riesgo de ese pueblo al que vas y que tiene un nombre tan raro no aparece con las letras que tu crees que tiene, no es fácil dominar todas las lenguas ibéricas, se suman las diversas posibilidades, ruta corta, rápida, barata, óptima o leches fritas.
Si al fin lo consigues, una voz histriónica a la que consigues tenerle manía y que tiene el defecto de repetir las cosas tres veces dice “la ruta se está calculando” “puede arrancar”, generalmente ya estás circulando y te manda por calles que no existen o en contra de dirección o en clara contradicción con las señales de tráfico, que tampoco se lucen, lo mejor es cuando el mapa se pone monocromo y resulta según la máquina que no estás en ninguna parte. Ello se soluciona parcialmente si lo actualizas con regularidad, que puedes hacerlo si eres un piratilla o te gastas una fortuna, y aún así con mucho retraso. Lo bueno es cuando pasas de él y se empeña en que “de la vuelta”, unas narices voy por donde quiero: seguramente en la línea de prohibiciones constantes pronto lo penalizarán porque distrae y no vas “agarrao” con las dos manos al volante.
Si vas a un sitio conocido no te hace falta, y si no lo mejor es un buen mapa y preguntar a la gente, que al final es lo más seguro.

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