jueves, 11 de noviembre de 2010

LA AMABILIDAD

Mediterráneo, 11 de noviembre de 2010
LA AMABILIDAD
El concepto de educación varía de una sociedad a otra y en el tiempo, pero la amabilidad basada en el sentido común parece bastante sencilla de ejercer, no obstante, no todo el mundo lo tiene claro. Desde pequeño me enseñaron a pedir las cosas por favor, dar las gracias o contestar de nada, saludar con afabilidad, que poco cuesta un buenos días, ceder asientos a discapacitados, ancianos o señoras, sujetar una puerta o ceder el paso, ayudar a los vecinos con los paquetes y a aquellos que lo requieran por una circunstancia accidental, dejar salir antes de entrar, respetar las normas de cortesía y urbanidad, ser puntual, conducir sin tratar de ser el más chulo o un Alonso, escuchar a nuestros interlocutores sin interrumpirlos y menos a gritos, pedir disculpas, no hablar en tono de mitin por el móvil en lugares públicos, comer con un mínimo de educación, y en general eso, ser amable.
Frente a esto, bajar la cabeza o hacerse el desentendido, usar el silencio por respuesta, emitir ruidos desagradables, malos modos, mal genio, peticiones que parecen órdenes, intentos de colarse o empujar significa que hay un índice demasiado alto para lo deseable, de gente mal educada, que les domina la ira, el nerviosismo, la prisa o el individualismo. Pero no quiere decir que la amabilidad sea poco práctica, esté en crisis, sea cosa de carcamales o pasada de moda como algunos sostienen.
Son reglas de conducta social que suponen un respeto y facilitan la convivencia entre los humanos y mira que es sencillo mirar a los demás y usar el mejor y más fácil tratamiento de belleza, sonreir.

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