viernes, 5 de noviembre de 2010

EL TREPA

Mediterráneo, 4 de marzo de 2010
EL TREPA
La ambición en sí misma, como espíritu de superación es sana, ahora si se convierte en un ascender en la escala social o profesional “como sea” sin principios y preferentemente pisoteando a los demás, ya no hablamos de personas esforzadas y ambiciosas sino de trepas.
Los encuentras en todos los ámbitos de la vida, en todas las escalas sociales, y en todas las colectividades cualquiera que sea su tipo. A veces es difícil reconocerlos, otras no tanto, se caracterizan porque pelotean hasta la saciedad al que tienen arriba y desprecian al que está debajo. El que más riesgo tiene es el que está a su nivel, ese es un rival directo y hay que acabar con él como sea, no herirlo, exterminarlo, no hay reglas ni moral, sólo un objetivo, chafarlo y mejor si sirve de base para el próximo nivel. Los éxitos siempre son suyos, los fracasos de otros, el trabajo en equipo sólo vale si le es útil, los demás son meros instrumentos. El engaño, la picaresca, la cizaña, la descalificación en baja voz, el servilismo son sus herramientas favoritas. Pero en el pecado está la penitencia porque el trepa perfecto no existe, como en todo en la vida siempre hay algún fallo y tarde o temprano se le pilla, al menos cuando llega a un grado de poder para el que es incompetente, para sus compañeros desprecio, para sus superiores degradación, son las consecuencias de su repugnante comportamiento. Ejemplos los hay a patadas, lo mejor pasar de ellos, salvo que seas víctima de su ataque y aún los pacifistas deben parar los pies a tiempo de los que aspiran a prosperar a tu costa. Hasta ahí podríamos llegar.

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