viernes, 15 de diciembre de 2023

LA MUERTE ES PARTE DE LA VIDA

La muerte es parte de la vida, de hecho es su fin. Todos moriremos algún día. El temor que nos inspira es un obstáculo para ser feliz. Cuando nos morimos, ya no importa, pero el miedo a su llegada, al sufrimiento que a menudo la precede, al olvido, a la pérdida de la identidad y el dolor que causan en nuestros seres queridos es lo que más nos asusta. Todo tiene un principio y un final. En cuanto aceptemos que es algo normal y que a todos nos llegará la hora, nuestra actitud cambiará. Es mucho mejor aceptar que tenemos una enfermedad y empezar a tratarla, que decir que no pasa nada y engañarnos a nosotros mismos. La vida cambia sin cesar y las cosas dejan de existir, incluidos nosotros. Nuestro cuerpo está en continua evolución, al igual que nuestra mente. Todo cambia constantemente, nada permanece estático ni es permanente. La vida es corta así que tenemos que usar nuestros días sabiamente para disfrutarlos con alegría y que el mundo sea un sitio mejor para todos. La opción positiva de enfrentar la propia mortalidad es hacerlo con alegría, sin miedo sin remordimientos. La clave es nuestra perspectiva y las acciones que se derivan de la misma. Si tu ser querido muere, la tristeza y la pena son respuestas naturales pero si mantenemos el foco de atención en la persona que hemos perdido, nos aliviará. Por el contrario, si nos centramos en nosotros mismos, el peligro de caer en la depresión aumentara. La pena es un recordatorio de lo profundo que es nuestro amor. Sin amor, no hay pena. Contemplar nuestra propia mortalidad nos ayuda a experimentar un sentido de perspectiva y de gratitud. Es el recordatorio último de la no permanencia y de lo efímero de la vida. No debemos malgastar ningún día y todos los momentos son importantes. Artículo publicado en el periódico Mediterráneo el 11 de septiembre de 2023.

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