jueves, 29 de abril de 2010

San Fermín de la amistad

Mediterráneo, 12 de julio de 2001
SAN FERMÍN DE LA AMISTAD.
En estos días por las calles de Castellón se produce un fenómeno difícil de entender si no se vive. Se oyen frases como: ¿Cómo vais?, ¿cuándo llegaréis?, ¿cuánto tiempo estáreis?, etc. Hablamos de la romería laica hacia Pamplona cuando llega San Fermín.
Entre las grandes fiestas españolas: fallas, carnavales, feria de abril, etc. es sin duda la que tradicionalmente tiene más seguidores en nuestra ciudad, quienes acuden allá dotados de una filosofía muy especial. Es como cuando de pequeños íbamos de excursión con los compañeros del colegio. Grupos de amigos se reencuentran y conviven unos días en un ambiente festivo.
En las calles de la ciudad navarra encuentras a cientos de personas de Castellón que tienen establecida su propia ruta. El hotel Maissonave, es el centro de operaciones castellonenses.El aperitivo en el Noe, Señorío de Sarriá y los bares de la calle Estafeta. La comida o la cena en Hartza, Rodero, Europa, Martintxo y sobretodo Josetxo, para mi el restaurante más profesional de Pamplona. La merienda de los toros que preparan en la Olla. Las copas en el Kabiya o el Garden.
Allí se forma una única “colla” con miembros de la Grada 21, el Bacalao, el Rey Barbut, Moros de Alquería, etc. Buenas personas, vividores y corredores (Mallasen, Dolz, Rochet...). Al final ser un hombre de Castellón en Pamplona es un honor y un placer que se repite durante decenas de años, especialmente con aquellos de origen navarro (Javier Izco, Antonino, Javier Rodríguez, etc.)
Los pocos inconvenientes que se producen se basan en la masificación. Algunos leves incidentes “batasuneros”, y sobretodo, la resaca.
Y si bien la esencia de la fiesta es el encierro, que supone una experiencia irrepetible (verlo y sobretodo correrlo), para nosotros esa esencia se cifra más en: “la amistad sincera, el mayor tesoro que se puede tener”.

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