jueves, 15 de noviembre de 2012

PYMES


PYMES

Una de las mayores injusticias que se cometen España es la que sufren las pymes y los autónomos. Tenemos 3.246.986 empresas, 3.243.185, el 99’8% son pymes, y de ellas el 95’2% tienen un máximo de dos asalariados. Ocupan al 60% del total de trabajadores. Su forma principal de funcionamiento es el de persona física o autónomo. Es más que claro que son el principal motor de nuestra economía, cualquier solución debería ir principalmente por el camino de apoyar este sector. Es lamentable que en una gran empresa despidan a 1000 o más empleados, sale en toda la prensa, hay manifestaciones y huelgas. Pero nadie hace caso de los miles y millones de puestos de trabajo que se han perdido en las pymes, o de la ruina de mucha gente que se ha dejado la vida intentando sacar su negocio adelante, en muchos casos con la paradoja de ser rentables pero tener que cerrar porque no logran financiación o se les cierra la que obtuvieron. Estos empresarios no son millonarios, ni explotadores, son los que madrugan, trasnochan, sufren, arriesgan y están a lo suyo 24 horas, atrapados por una situación que no supieron ni pudieron predecir, no tienen grandes asesores ni gabinetes de planificación, no tienen enchufes ni subvenciones, ni ayudas, ni desgravaciones, eso sí, tienen impuestos, muchos y permisos y licencias y más impuestos, al final burros de carga, explotados por un sistema tan torpe que no se da cuenta que son la auténtica base, los que con su productividad mantienen todo el entramado.
Esta columna me ha sido sugerida por muchos amigos, no hacía falta, se la debía a mi padre, al que vi luchar muchos años para acabar cerrando la tienda de toda su vida, en otra crisis anterior. No fue un fracaso, nos dio educación. 

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