jueves, 8 de noviembre de 2012

Familiatra


FAMILIATRA

Tengo un amigo que se ha divorciado, ja, qué me va a contar a mí, desgraciadamente de cada tres matrimonios, dos acaban en divorcio, ojalá esos números se inviertan, porque estar con alguien toda la vida me parece bellísimo.
Bueno el caso es que su problema no son las relaciones con su ex, que son buenas, ni con sus hijos, magníficos y felices chavales, ni siquiera la pensión o el reparto de bienes que es el lío de la mayoría de los divorcios. Lo que le quita el sueño es el curioso entramado que se ha formado a su alrededor, veámoslo: tiene una ex-mujer, dos hijos, sus padres, un ex-suegro y una ex-suegra, hasta aquí todo comprensible, pero como los humanos tropezamos dos veces con la misma piedra, resulta que se ha buscado una nueva pareja, cosa que lógicamente también ha hecho su ex-mujer que rápidamente se ha recasado, a su vez, su hijo mayor también se ha casado, ya tiene una nuera, su pareja también tiene una hija casada que pasa a ser su hijastra y su marido su ¿yernastro? Y los hijos de éstos qué son ¿sus nietastros? Se lleva muy bien con su ex-familia política, todo ese sector supongo que sigue siendo lo que era, pero precedidos de ex, los de su nueva pareja, suegros, cuñados, hacia arriba ocupan ese sitio, sin embargo hacia abajo todos son terminados en astro. Y aún se complica más con las nuevas parejas de sus padres, a su vez divorciados años ha, que ya me dirán qué son de los hijos de su hijastra ¿reabuelastros? ¡Socorro!
La sociedad actual necesita nuevas y más sencillas denominaciones para estas posiciones familiares, porque en este lío tan monumental, salvo en pillar dolor de cabeza, no se aclara nadie.

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