CALMA
Es lo que tenemos que
mantener, si queremos obrar con raciocinio
y no ser infelices. Es paz y tranquilidad que normalmente llega con los años.
Lo contrario a la tensión, la ansiedad o la ira. Cuando parece que todo va mal,
tienes un shock negativo, la presión nos atenaza, el estrés nos ataca, la
situación se complica mucho, las preocupaciones nos confunden, los nervios nos
sobrepasan. Pero tú sigues siendo el mismo y tu cerebro sigue estando ahí.
Perder la calma no es una opción, hay que estar tranquilo, y mantener la cabeza
fría. Fácil no es, pero para conseguirlo hay técnicas : la básica es el
tradicional antes de actuar, cuenta hasta diez, evita la impulsividad. Respira
hondo, inspira profundamente y expulsa aire lentamente. Intenta concentrarte en
otra cosa o vaciar la mente. Desfógate, haz actividad física, da un paseo,
salta, baila, corre o golpea ( algo inanimado). Lávate la cara con agua fría,
esto disminuye la frecuencia cardiaca. Intenta tratarlo con humor, cree en ti
mismo, puedes hacerlo. Si nuestro rostro se enrojece, subimos la voz, la boca
se seca, se te tensan los músculos, el corazón galopa, se acelera la
respiración. Eso es que vas a explotar. Hay que concentrarse en sujetar los
nervios, mostrar calma, en tener autocontrol. Da claridad de ideas, serenidad
para analizar la situación y tomar las decisiones adecuadas o hacer las cosas
bien y seguir adelante. La calma desarrolla el talento, enseña a pensar y
repensar, a aceptar la realidad, a
afrontar las adversidades. Con calma consigues más salud física y psicológica,
una vida más plena, divertida y feliz.
Artículo publicado en
el Periódico Mediterráneo el 2 de abril de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario