jueves, 1 de agosto de 2013

RESTA RESTAURANTE

RESTA RESTURANTE Restaurante de lujo y de moda. Llegas a recepción donde no te atiende nadie, el nombre de la reserva está mal, pero al fin te conducen a tu mesa, pequeña, pegada a otras y con vistas a la pared. No te traen la carta porque tienen pocas, tras muchos minutos la consigues, tiene buena pinta. Aparece la maître impaciente, va de colega y se manifiesta como la mujer del chef estrella, pobrecito, casado con semejante ignorante culinaria, te sirve el vino blanco, caliente, solicitas que lo enfríe y se empecina en que está frío, discusión kafkiana porque si está caliente no puede estar frío. La comida no está mal, pero resulta que el pulpo crujiente está blando, la carne hipersalada y el lecho de tomate no existe porque no había “buen tomate”, o sea, la mitad de los componentes que anuncia la carta o no existen o no están tal como refleja el texto. El carajillo de ron es de whisky, cosa que también discute la espabilada hasta que el camarero confirma que es así y que se ha equivocado. Te pegan un clavazo importante y no les va el tarjero, esa sí que es buena, ¿y cómo pagas?, bueno entre todos se junta la cantidad requerida porque estás deseando largarte de ese antro. Por favor ¿nos piden un taxi? Pues no, ese servicio no lo prestamos. Ahhh, horror, adiós muy buenas y que vuelva su padre.

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