viernes, 9 de diciembre de 2011

A LA CALLE

A LA CALLE
Mediterráneo, 8 de diciembre de 2011
La calle es de todos, se supone que para usarla con racionalidad y como un buen ciudadano, todos tenemos derechos en relación a ella, uno de estos es el de manifestación en las condiciones que exige la ley. De ahí a las ocupaciones salvajes, manifestaciones ilegales, acampadas, desordenes constantes, media un trecho que se debería de controlar muy bien por las autoridades y por todos y cada uno de nosotros. Los tiempos que vienen va a ser muy, muy duros, algunos no entienden que de dónde no hay no se puede sacar, y los ajustes tienen que hacerse sí o sí, porque la alternativa es una quiebra y el tercer mundo económico. Pensemos todos si nos interesa protestar o asumir la realidad y arrimar el hombro para colaborar a levantarnos. Lo que no impide exigir responsabilidades con firmeza a todos los que nos han arrastrado a esta situación o no la han remediado a tiempo, que deberían acabar con sus huesos en la cárcel. Así vemos a políticos como Cayo Lara diciendo que hará oposición en la calle, los sindicatos, que es su tradición, los parados no se sienten representados, los indignados de los que cada vez habrá más, los colectivos perjudicados por las medidas o por los impagos de la administración (estos seguramente son los que más razón tienen en quejarse), en fin, un sinnúmero de personas, a las que se les va a proponer ir a la calle a protestar, pues muy bien, habrá heridos, habrá inseguridad, se llenarán titulares y habrá mucha demagogia barata. Al final en democracia el que quiere hablar lo hace periódicamente votando, y eso te da la legitimidad. Chillar más que nadie, romper cosas, molestar a todo el mundo, no son sistemas idóneos. Y ojo, porque es fácil empezar, pero nunca se sabe cómo acabarán.

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