LA
SUPERCOPA SAUDÍ
En realidad es la supercopa española, que resulta
que se va a celebrar en Arabia Saudí por decisión de Luis Rubiales, presidente
de la Federación Española de Fútbol, que hasta donde yo sé, depende del Consejo
Superior de Deportes y este del Ministerio de Educación. Con lo que el gobierno
que dice ser feminista se lleva una competición oficial española a un país
donde las mujeres son seres de segunda, que ni siquiera pueden entrar a los
estadios y al que el Consejo de Derechos de la ONU reprobó en marzo por su
autoritarismo y Amnistía Internacional clama por su vulneración sistemática de
derechos humanos. Curiosamente las compulsas feminazis que todo lo invaden, no
dicen nada. Y esta vergüenza tiene un precio, 40 millones, considerando que el
señor Rubiales se lleva el 0,6% de los ingresos por patrocinio, le caerá un
buen pellizco. En esa línea se inventa un churro que nada tiene que ver con una
auténtica supercopa que juega el campeón de copa y el de liga, Valencia y
Barcelona; pues añade al Madrid y al Atlético, porque así vende más, aunque se
salte las normas de la competición. Además se distribuye el dinero de modo
desigual, el que más vende más cobra. Olvida que esto es una competición y no
un negocio, que podría hacerse pero no disputando un título oficial
tergiversado. Los aficionados no podrán ver a su club en su estadio ni tienen ningún
derecho, a pesar de que lo ganaron en el campo. Principios, integridad, ética,
deportividad son sustituidos por ruindad, mercantilismo, desprecio. El dinero
primero, una auténtica vergüenza para todos lo que se presten a este desvarío.
Artículo publicado en el Periódico Mediterráneo el 25 de Noviembre de 2019
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