COPA DEL REY
El sábado 25 de mayo
tuve la suerte de asistir a la final de la Copa del Rey de 2019 en Sevilla,
junto con toda mi familia y muchos amigos. Es un acontecimiento magnifico y una
ocasión de disfrutar de tu deporte favorito. Solo el viaje junto con miles aficionados,
ondeando banderas y entonando canticos, vestidos con los colores de tu equipo
ya merece la pena. La alegría por estar ahí con los tuyos y la ilusión por un triunfo
son sensaciones que merece la pena vivir. Es una autentica fiesta para todas
las edades, vamos a disfrutar nunca a pelear. Si vas a una bonita ciudad como
Sevilla con gente simpática y magia en el ambiente mejor, aunque sus
transportes públicos no son buenos. Si además ganas y este es mi caso, porque
nosotros somos del Valencia, mucho mejor. La explosión de entusiasmo por el
triunfo y más si es difícil, es algo único,
como cantar el “we are the Champions” o el himno regional. Es bueno para el
futbol español que otros clubs más allá de los dos típicos ganen títulos y sean
competitivos porque eso nos da más potencia internacional. Solo hay que mirarse
en la Premier. El pequeño detalle que lo
conseguiría sería repartir el dinero de las televisiones entre todos más equitativamente de lo que hoy se hace.
Además quien juegue una competición debe respetarla y los pitos a los símbolos
españoles son una vergüenza inaceptable. Si no te gusta no participes. Este año
hubo una afición que dio replica y una lección de apoyo constante a su club y de
compromiso con su país que es España y con su
Rey. Y este año el Valencia, C.F. es el campeón.
Artículo publicado en
el periódico Mediterráneo el 3 de junio de 2019
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