NURIA Y DIEGO
No son pareja y seguramente ni siquiera se conocen, pero tienen algo en común y no para bien. Son jóvenes científicos muy preparados que desarrollan su labor en el extranjero. Porque su país, España, no se digna a darles una oportunidad, mejor dicho las administraciones españolas, tan torpes, con tantos fallos y desperdiciando talento Nuria Martí, científica, miembro del equipo de la Universidad de Oregón que ha clonado células de piel humana para convertirlas en células madre, llego allí despedida del centro de investigación Príncipe Felipe de Valencia, que tiene mucho nombre y poco dinero y que está desaprovechando un excelente trabajo que se ha realizado durante años para acabar en una diaspora que se podía haber evitado solo con el dinero que costó una inútil y a medio terminar Agora. Diego Martínez al que la secretaria de Estado de Investigación, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, le ha denegado un beca para volver porque la comisión de evaluación dice que está por debajo de la media. No pasaría nada si no fuera que el mismo día de la negativa recibió el premio al mejor joven físico experimental de Europa. Si hubiera vergüenza esto le costaría el puesto al ministro, al secretario y a todos los inútiles de esa comisión, porque todos ellos están por debajo de la media, vamos a nivel del suelo.
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