miércoles, 18 de julio de 2012

IRA


IRA
 Mediterráneo, 19 de julio de 2012
Que feos son esos arrebatos de furia que con mayor o menor intensidad y en un momento u otro todos tenemos en los que soltamos nuestra ira y a veces producen consecuencias de las que nos arrepentimos.
Médicos, biólogos, psicólogos y otras especies de sabios y sabiondos no se ponen de acuerdo sobre si es buena o mala, en ocasiones está justificada y es necesaria, se ha creído mucho tiempo que mostrar los sentimientos era positivo, otros creen que es innata al ser humano que tiene la agresividad como instinto, pero está claro que en esos momentos de enojo violento el sistema circulatorio, hormonal y la temperatura corporal se disparan y te puede dar un achuchón. Parece más sensato no actuar en caliente y reflexionar, inspirar, expirar y relajarse, el famoso contar hasta 100 de nuestras abuelas. Vive Dios que no es fácil, hay veces que se te cruza un pamplinas malasombra que no entiende nada o quiere fastidiar, aún así calma, mucha paciencia y tranquilidad. Ojalá te ocurra sólo esporádicamente si es permanente, gruñoncete amargado eso sí es una enfermedad. La verdad que en el primer caso también puede serlo, es la llamada TEI (Trastorno Explosivo Intermitente), hoy hay nombre para todo, supone ataques de ira explosivos, desproporcionados e incontrolados. Con ellos no se consigue mucha efectividad, no cambia la conducta de la otra parte, o solo momentáneamente por miedo, puede causar una contra reacción inmediata de más ira y a largo plazo hostilidad y diferencias más agudas.
Aspavientos, gritos, agresividad, indignación o violencia cuanto menos mejor.

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