lunes, 17 de diciembre de 2018

YO MINISTRO


                                          YO MINISTRO
Les voy a contar una fabula. Erase una vez una persona destacada en lo suyo, quizás no tanto por capacidad como por saber venderse. Tenía aspiraciones y quería llegar lejos, jugueteaba con un partido político, pero quería quedar bien con todos y estaba abierto a cualquier propuesta. Tras mucho maniobrar por fin le llega el gran día, le nombraron ministro. Ya no podía aspirar a más pero ese gobierno si podía llegar a menos, de hecho alguno de sus compañeros eran impresentables, pero tenían buena imagen, de eso se encargaban los medios de comunicación amigos. No era mala persona, no había matado, ni robado, ni cometido ningún delito grave. Sin embargo esos plumillas tan desagradables empezaron a sacar episodios de su pasado que no eran para orgullecerse, quizás no del todo ilegales aunque si muy inmorales. Que si enchufes, títulos académicos falsos o copiados, impagos a la seguridad social, defraudaciones fiscales, amistades peligrosas, drogas, prostitución, alcoholismo, ludopatía, etc, etc. Si era verdad pero narices no tiene importancia ¿ o si? y como queda mal, lo niega todo, mentirosos, difamadores. Como no es sabio no rectifica. Vaya salen pruebas concluyentes, bueno hay que reconocer algo pero maquillarlo. No cuela, se descubre todo el pastel y además ha mentido como un bellaco. Tendrá que dimitir, ¡no que va! mantenella y no enmendalla, no quiere irse porque su grupo le apoya , la vergüenza, la responsabilidad y la dignidad no sabe lo que son. Conclusión: al final a la calle, la deshonra y el olvido. Pero claro la pensión vitalicia no se la toca nadie. Caraduras.
Artículo publicado en el Periódico Mediterráneo 17 de diciembre de 2018

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