ISLAMISMO
YIHADISTA
La seguridad
absoluta no existe, y menos contra un enemigo que quiere matar a todos los que
no son de su rama del Islam o morir. Es un gravísimo problema que emerge
periódicamente con actos terroristas causantes de multitud de víctimas. La
mayoría de las religiones conviven sin problemas, pero el Islam es una forma de
vida que, si se radicaliza, supone el enfrentamiento de dos mentalidades: por
un lado, civilización, democracia, derechos humanos, igualdad de sexos,
racionalidad, justicia, libertad, S. XXI; y por otro, retraso, dictadura,
ausencia de derechos, mujeres semiesclavizadas, barbarie, Edad Media. Postura
que siguen movimientos como el Estado islámico, que tortura, asesina y lo
retransmite por redes sociales para reclutar descerebrados. Están por todas
partes, es paradójico que siempre emigran hacia occidente y nunca a las 52
naciones musulmanas que existen y luego quieren imponer aquí sus criterios en
lugar de adaptarse; pero ojo, su tasa de natalidad es 6 veces superior a la nuestra.
La solución es difícil. Hay que tomar las máximas medidas de seguridad y
preventivas posibles aumentando y coordinando la presencia policial y, en caso
necesario, del ejército. Unificar la legislación europea. Tener la cooperación
incondicional de las comunidades musulmanas, vigilando el proselitismo y a los
imanes radicales. Identificar, aislar y perseguir a los yihadistas. Condenar a
los miembros del Daesh que son fanáticos y criminales de guerra. Expulsar a los
radicales antes de que actúen. En caso necesario, abatir a los terroristas.
Occidente debe defenderse.
Artículo publicado en el periodico Mediterraneo
el 5 de noviembre de 2018
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