CINELANDIA
Me gusta el cine, los
estudios que he podido visitar me han encantado, las películas, las salas y en
general todo lo que rodea a esta gran industria que no solo es de
entretenimiento, también lo es de reflexiones y sentimientos. En la intimidad
de la butaca, he reído a carcajadas y he soltado alguna lagrimita. Realmente es
un arte, el séptimo. En mi viejo cine de barrio, al que iba con mis amigos, devoraba
la sesión doble con las pipas y en ocasiones prestando más atención a mi
acompañante que al film. Hoy es un placer y casi una ceremonia ir a las
magnificas salas de cine con una gran calidad de imagen y sonido y mantener el
ritual de las palomitas cómodamente sentado en un sillón, que por lo comodísimo
a veces incita a quedarse transpuesto. Así he visto grandes películas, y me he
tragado algún bodrio, que de todo hay. Clásicos de los Hermanos Marx, de Hitckok,
de John Ford, de Billy Wilder ( Con faldas y a lo loco), de Bogart (
Casablanca), de Jack Nicolson, de Steven Spielberg (ET), de Woddy Allen, de Clint Eswood, de Guy Ritchie, de
Tarantino ( Pulp Fiction). Todas las de La guerra de las galaxias, las de James
Bond, las de Harry Potter, las del Señor
de los anillos, las de Indiana Jones, las del Padrino, las de Richard Curtis
(Love Actually). La leyenda de la ciudad
sin nombre, Siete novias para siete hermanos. Lo que el viento se llevo, Ciudadano
Kane, Forrest Gump, Rocky, Apocalypse Now, Pretty Woman, Saturday Night Fever, Grease, La vida de Brian, etc, etc. Y
muchas otras que hicieron que durante un par de horas, mi imaginación trabajara,
y yo disfrutará.
Artículo publicado en
el periódico Mediterráneo el 16 de julio de 2018
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