EL EJEMPLO DE LOS
PADRES
Es la primera y más
importante referencia que cualquiera tiene en la vida, la que normalmente
determina tu carácter y tu comportamiento. Si los padres son malos o buenos no
supone que de modo obligatorio los hijos lo sean, pero desde luego tienen más
posibilidades de seguir esa línea que de salirse de ella. Nuestro ejemplo
determina el desarrollo emocional, social y familiar de nuestros hijos. Para
ellos somos su modelo, obran y repiten nuestro comportamiento positivo o
negativo y tendrán la moral, la ética y los valores que les hayamos enseñado y
demostrado. Los padres son el modelo de conducta y el referente emocional de
los hijos, si tienen estabilidad, armonía, paz, amor, respeto, autoestima,
integridad, alegría, etc, es fácil que los niños consigan tenerlos también. Lo
mismo en sentido contrario. Hay que ser coherentes porque si les dices que no
griten y tu no paras de gritar, con seguridad ellos gritaran, o que no mientan
y tu mientes, o que quieres que sean felices y tu eres desgraciado. Por lógica
todos queremos dar buen ejemplo aunque no siempre lo logramos, y a veces nos
equivocamos, también es una buena enseñanza reconocer ese error, siempre que
además luego lo corrijas. Con ellos hablar es útil, pero nuestras acciones son mucho más
determinantes y ejemplificadoras. Si el ejemplo no es bueno no necesariamente están atrapados, todo lo que rodea a una
persona, colegios, amigos, pareja, familia y sobre todo la educación y su
propio raciocinio le pueden ayudar a no seguir por el mal camino. Ahora si es
el que le gusta, no queda otra que siga su destino.
Artículo Publicado en
el Periódico Mediterráneo el 20 de Marzo de 2017.
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