miércoles, 7 de octubre de 2015

MANTEROS

                                                   MANTEROS

“ Pobrecitos que cara de buena persona tienen, y no hacen mal a nadie, venden más barato y así no roban”. Es fácil escuchar esto y también compartirlo, pero tras una ligera reflexión solo en parte. Si oyes a los que tienen tiendas junto a las que colocan sus mantas en el suelo, o a los que venden productos similares a los ofertados por ellos o a quienes fabrican los originales, ya no está la cosa clara. A ellos, los legales, los que tienen establecimientos e industrias les supone un esfuerzo estar ahí, los fríen a impuestos, sufren la incerteza de todo empresario, hay costes y gastos y no se sabe si este mes ganamos o perdemos, el banco quiere cobrar, y el alquiler hay que pagarlo. La cara de tonto es mayúscula cuando ves que el ilegal se pone en tu puerta y ese no tiene ningún problema. Quizás algún policía de ronda, que dado el buenismo imperante se guardará mucho de liarla. La realidad es que son la punta del iceberg de un negocio que mueve millones de euros en economía sumergida, sin pagar impuestos. Cadena ilegal de falsificaciones que desde Asia se reparte por todo el mundo y suelen vender africanos a los que controlan grandes mafias, que igual se dedican a esto que podrían hacerlo a la droga o la prostitución. Dejémonos de  hipocresías y afrontemos el problema con seriedad. Los jefes todos a la cárcel, a las personas, a los manteros darle salida digna, por ejemplo los puestos de artesanos que están en nuestros paseos marítimos de modo legal. La situación es una vergüenza injusta e inaceptable. Pero acabemos con la ilegalidad o ella acabara con nosotros.

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