jueves, 10 de mayo de 2012

Visitas hospitalarias


Mediterráneo, 10 de mayo de 2012
A veces, así es la vida, tenemos algún accidente o enfermedad que nos hace pasar una temporada más o menos larga en la cama de un hospital. En esos momentos reconforta tener cerca a los seres queridos, progenitores, cónyuge o hijos. Luego están los amigos que se preocupan por ti y desean mostrar su apoyo, y deciden hacerte una visita, perfecto, es buena señal, tienes amigos, si bien las visitas deberían estar presididas por el sentido común. Realmente depende del estado físico y psíquico del enfermo el carácter de la visita, normalmente lo mejor es ir para demostrar tu cariño pero ser breve y evitar aglomeraciones, no lo quieres más si estás una hora que cinco minutos dependiendo, si no lo indica él, de cómo se vea el panorama. No tiene sentido establecer tertulias entre visitantes o merendolas cuando el enfermo dormita. Sólo se debe visitar si se es muy amigo y nunca para cumplir o por el qué dirán, siempre con autenticidad y a veces una llamada o un simple SMS basta. Algunos más mirados incluso llevan un regalito, detalle no necesario pero sí de agradecer, en este caso dependiendo de los gustos de cada cual, creo que lo mejor son libros o revistas que en las horas de asueto son entretenidos, es mejor evitar comida y más si el enfermo no puede ingerirla, y objetos difíciles de transportar o excesivamente voluminosos. Hay unas frases hechas que resultan un poco absurdas, pero que todos pronunciamos, la primera es el “¿cómo estás?”, pues hombre, mal, por eso estás en un hospital, la segunda “lo que quieras no tienes más que pedirlo”, imprudentes, ¿y si os pide un préstamo o que vayáis todas las noches a cuidar a su perro o cualquier otro dislate? Realmente todo es de agradecer.

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