miércoles, 21 de septiembre de 2011

OLOR

Mediterráneo, 22 de septiemmbre de 2011
OLOR
De todos nuestros sentidos, aunque les cueste creerlo, el que más rápido activa la mente es el olfato, en especial la memoria. Sus estímulos van al rinocelo, parte primaria del cerebro, donde también residen las reacciones afectantes al sexo, el hambre o la sed. La vista sólo distingue tres colores básicos (verde, rojo y azul); el gusto cuatro sabores (salado, dulce, ácido y amargo); y el olfato cincuenta y seis sensaciones básicas, gana por goleada y por ello cualquier olor nos produce más rápido y profundamente recuerdos claros de personas, tu padre, tu madre o tu abuela, la novieta, el practicante; de lugares, tu casa, el pueblo, la tienda, la clase de primero, el desagradable hospital; de sensaciones, aquella comida que te abría el apetito, la llegada de la primavera, la fiesta de la pólvora, etc. Es el poder de la memoria. Todo tiene su olor característico, centrémonos en las personas, el peor pecado venial lo cargan los cerdícalos emisores de olorcetes condenados al ostracismo, lo mejor es el olor del cuerpo limpio que dicen que por feromonas, endorfinas o lo que sea, atrae o repele, lo que es totalmente cierto, doy fe. Como mucho un ligero toque de perfume, nunca en exceso que resulta mareante. Este tema del perfume es muchísimo más complejo de lo que parece, desde tiempo inmemorial se usa para honrar dioses, hacer magia, curar enfermedades, obtener placeres sensuales o simplemente oler bien y gustar a los demás. Hoy se fabrica a montones en un proceso muy complicado y creadores o “narices” son auténticas estrellas, se mezclan multitud de componentes y fragancias, hasta 8000: ámbar gris, esencia de flores, como el azahar, el iris, jazmín o la rosa búlgara, sándalo, enebro, etc. Qué bien huele.

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