COVID-19
La pandemia que nos ha
cambiado la vida y la muerte, produce muchas cosas malas y alguna buena. Entre
estas, cabe citar la responsabilidad y solidaridad de la mayoría de la
población, con numerosas donaciones privadas y ayuda a sus mayores. Los aplausos
de las 8 que a todos nos animan. Entre las nefastas, la primera son los miles de
muertes que se están produciendo y la gestión tan incompetente de nuestros
dirigentes, que no están capacitados para hacer frente a esta situación. Las
medidas sanitarias tardías y defectuosas han incrementado el número de
contagios y no han dotado de las imprescindibles medidas de protección a los
sanitarios, las fuerzas de seguridad y los servicios esenciales. La normativa
económica improvisada, difícilmente entendible y caótica, puede llevarnos a
todos, tras la crisis sanitaria, a la peor crisis económica de nuestra
historia, lo que parece pretender el sector comunista de nuestro desgobierno.
La irresponsabilidad de convocar a las manifestaciones del 8M cuando estaban informados
de la gravedad de la situación desde el 2 de febrero, según confesó Pedro
Duque. La sordidez de Iglesias, que no respeta cuarentenas, aprovechando para
colarse en el CNI y dividir a la sociedad, o de Torra, insultándonos por toda
Europa. Las comparecencias que no dicen nada o mienten. La situación de los
españoles en el exterior, abandonados vergonzosamente a su suerte. Los
teléfonos de emergencias que no se cogen. Las pruebas de contagio que no se
hacen. El material de protección que no existe, etc. Algún día lo pagarán.
Artículo publicado en
el Periódico Mediterráneo el 13 de abril de 2020
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