lunes, 19 de agosto de 2019

LA SALA DE ESPERA

LA SALA DE ESPERA
El nombre ya lo dice todo. Mejor esperar en una sala que en la puerta de la calle. Quien espera desespera y es un rollo. Molesta mucho porque estás perdiendo el tiempo, que es muy valioso. Muchas veces no hay más remedio, como cuando esperas un tren o un avión. Pero otras puede ser innecesario. En los trámites burocráticos se tiene menos paciencia. Si es una consulta médica la cosa cambia. Que conste que tengo muchos amigos y familiares médicos y que es una profesión que admiro. Pero les aconsejaría una revisión del personal organizativo. En la sanidad pública, falta de mayores inversiones y de que los profesionales se dediquen a su función y no a llenar fichas informáticas, la espera es lo que te toca, a veces horas, incluso en urgencias. Se han dado casos de gente que muere mientras espera, desastroso. Lo mejor es pedir la hoja de reclamaciones. Además en las salas de la seguridad social suele haber multitudes y las sillas, si no están rotas, muy cómodas no son. Si se trata de medicina privada, hay revistas, televisión o música ambiental y te entretienes más. Te llaman por tu nombre y no por un número, aún así sueles esperar bastante. Es muy difícil que te atiendan a la hora citada y las protestas que haces en otros ambientes, aquí no las hace nadie, no sea que el señor doctor se enfade y te pinche con una aguja más grande, mejor calladitos. Cuando te llega el turno jamás he oído una disculpa y algunas enfermeras sonríen poco y se estresan mucho. El respeto del tiempo ajeno y la puntualidad son grandes virtudes, ojala se practicarán más.
Artículo publicado en el periódico Mediterráneo el día 29 de julio de 2019.

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